*Este es el tercero de una serie de cuatro posts, el primero es este*

En 1859 Charles Dickens escribió Historia de dos ciudades, una novela sobre París y Londres. Yo voy a hacer algo parecido, pero voy a quitar Londres y coger Barcelona, que me interesa más. Esto lo hago porque Barcelona, a diferencia de Londres, sí tiene un plan urbano consistente que se desarrolla en el siglo XIX.

Lo que voy a hacer es comparar el plan Haussmann de París con el pla Cerdà de Barcelona. Sea en su concepción original como en su comportamiento a lo largo del tiempo. Ahí es nada.

Nos encontramos en pleno siglo XIX. La población urbana, desde la revolución industrial, no para de crecer en todas las ciudades de Europa, y ni París ni Barcelona son una excepción. Por motivos diversos, ambas ciudades cambiarán su fisionomía de un modo radical que cambiará el urbanismo de todo el mundo para siempre.

3. Paris vaut bien une messe

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Os contaba hace un tiempo ya cómo había nacido el plan urbano de París. Y cómo se hacía más por motivos militares que por practicidad/belleza. Así que, ya en los mismos años en los que el «nuevo» París se está construyendo, mientras ocurren los percements y se abren los bulevares, aparecen algunas voces críticas.

Una de ellas, bastante destacada, es la de Eugène Hénard. Teórico del urbanismo, de la ciudad, y de los primeros en introducir la idea de rotonda para el tráfico, en el París de 1907.

Lo que a él no le gustaba del plan Haussmann era que esos bulevares tan enormes, tan largos, tan «perspectivos», con esas construcciones tan uniformes (cuatro o cinco alturas, mansardes, piedra…» eran MONÓTONOS. Y razón no le faltaba. Basta ir a París y pasearse, como en estas fotos de Rue de Rivoli.

Así que Hénard, para cambiar esto, propone construir à redans, es decir, con retranqueos. Cree que construyendo los edificios con un alineamiento en zig zag se podría crear una ciudad mucho más interesante, que estas bolsas (descompresiones) podrían albergar jardines, tiendas, lugares para estar…).

Luego empieza a fantasear un poco más y propone directamente reformar cómo se plantean las calles. En esta Cité Future que propone bajo la calle discurren túneles para traslado de mercancías, que se conectan directamente a los sótanos de los edificios. También hay metros, y los edificios son más altos y utilizan las cubiertas para construir jardines (vaya, como propondrá Le Corbusier quince años más tarde). De todas maneras, aquí lo explican bastante más mejor.

Esto ocurrió hace cien años, pero París ha seguido existiendo. ¿Qué pasa ahora?

París y sus enormes bulevares y rotondas han sido el caldo de cultivo perfecto para el cochecentrismo. Las veces que he estado estos años, cruzar Bastille o Charles de Gaulle (la rotonda del Arc de Triomphe, a donde dan nada menos que 12 CALLES) es horrible.

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Cruzarlas a pie, entiéndase.

Y, aunque no sé mucho del tema, sí que me he enterado de que la Mairie (el ayuntamiento), con Anne Hidalgo al frente, está tomando algunas acciones para revertir el dominio de los coches y hacer frente a la contaminación.

Unas cuantas son las medidas típicas:

-Hacer de Champs Élysées una calle peatonal una vez al mes. De aquí ha sacado Ahora Madrid el hacer lo mismo con el Paseo del Prado.

-Limitar los coches diesel a partir de 2020.

-Un día sin coches bien audaz, limitando velocidad o incluso circulación total en prácticamente toda la ciudad.

-Planes para apostar por la bicicleta.

Además, hay otras medidas de corte más «urbanístico», de las que conozco tres (aunque es posible que haya más):

-Por un lado, se están reformando las rives para convertirlas en paseos fluviales agradables y vivibles.

Esto ya se está llevando a cabo, y, como siempre, están los típicos que dicen que va a ser horrible, ya que hasta ahora, parece ser que se utilizaban como vías rápidas. Yo pasé por ahí en el verano de 2015, en la parte que hay bajo el Musée d’Orsay y se veía como un espacio bastante prometedor.

 

-Otra acción toma lugar, precisamente, sobre las plazas-rotonda. Se trata de repensar unos lugares en los que la proporción de espacio dejado al coche es obscena, para que tengan un mínimo de 50% para peatón.

Todo esto no son «grandes planes de futuro», sino que en algunos casos ya se ha comenzado a hacer e incluso ya se ha terminado, como ha sucedido con Place de la République, que fue la primera.

-Y por último, París también piensa a escala metropolitana y por eso han comenzado el proyecto del Grand Paris, en el que una parte capital es la que juega el transporte público, que lo lleva RATP, como el metro, tranvía y RER que ya existen y que, por lo que he vivido, funcionan de maravilla.